Los consumidores cada vez pagamos más por la «disponibilidad» de un servicio. Nos suscribimos a una plataforma de series de TV, y la veamos o no, nos cobran. También pagamos la cuota anual de Amazon Prime, lo usemos más o menos. Esto también aplica a todo tipo de suministros, desde el ADSL de casa hasta la luz y el gas. A la hora de recortar gastos hay que preguntarse si merece la pena pagar el gs en la segunda residencia.
Y eso es precisamente lo que voy a tratar de aclarar en esta entrada, a partir de un caso personal.
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La segunda residencia
Las segundas residencias son un delite cuando se pueden utilizar. En verano, en una escapada de fin de semana o un puente, es un gusto desplazarse a otro destino para salir de la rutina del día a día en la gran ciudad, sea playa o montaña o el pueblo de nuestra familia.
En mi caso, vivimos en Madrid y tenemos la suerte de disfrutar de un apartamento en la Costa del Sol. En este lugar, los inviernos suelen ser muy agradables por lo que no se suele disponer de calefacción de gas natural en la casa.
En Málaga basta con una bomba de calor por conductos preinstalada (aire acondicionado en verano y calor en invierno) para mantener la casa a una buena temperatura. Pero sí teníamos hasta hace poco una caldera de gas natural para la ducha en el cuarto de baño y para lavar platos a mano.
Inconvenientes del gas en segundas residencias
Pagas el término fijo sí o sí
El inconveniente principal es que, al tratarse de una segunda residencia que no puedes visitar con frecuencia, aunque luego la disfrutes en vacaciones, tienes que pagar un fijo mensual por la disponibilidad del suministro.
Este fijo, en nuestro caso era de unos 6 euros mensuales + el alquiler del contador (1 euro bimestral) e impuestos.
El agua caliente tarda en llegar a la ducha
Si tienes sensibilidad por el medio ambiente y la sequía, es un fastidio tener que mantener un grifo de ducha abierto dos minutos hasta que llegue el agua caliente de la caldera.
Aunque mucha gente recoge ese agua en un cubo para que no se pierda, dándole un uso alternativo, la sensación de despilfarro es grande con la caldera de gas.
Toda combustión es peligrosa
El gas embotellado o canalizado funciona por combustión. Esto hace que sea peligroso. Lo cierto es que teniendo la instalación ventilada con rejillas y la salida de humos al exterior más mantenimientos periódicos la instalación es segura.
Pero el mantenimiento anual suele rondar los 100 euros por caldera (horquilla de 80 a 120 euros / año).
Revisiones cada 5 años
Otro inconveniente es que legalmente es obligatoria la revisión de la caldera de cada 5 años.
Facturas desmesuradas y desconocimiento de la tarifa TUR
Muchos usuarios han pagado en los meses fríos facturas desorbitadas y la compañía ni mú (ni te avisa de un sobre gasto ni te informa de tarifas más ventajosas). Además, no todo el mundo conoce la interesante tarifa de último recurso del gas (TUR).
Caldera con 20 años que da problemas
Finalmente, la caldera últimamente estaba dando problemas de encendido y se le ha tenido que sustituir una pieza por la que perdía agua, costando la reparación unos 70 euros.
Todo lo anterior nos ha hecho decantarnos por dar finiquito a la vieja caldera y sustituirla por un termo eléctrico.
A continuación, te explico los pasos a dar si estás pensando en hacer lo mismo en tu casa.
Pasos a dar para dar de baja el gas canalizado en casa
Pedir el cese a la suministradora
Primero de todo debes hablar con tu compañía suministradora de gas (la que lleva el gas en tu zona a cada domicilio e instala el contador de pasos de gas). La nuestra en Málaga era Nedgia Andalucía, S.A. (Grupo Naturgy).
Hay que contactarles para pedirles el cese del suministro. Esto lleva aparejado cortar el suministro, consultar la lectura del contador y, además, la retirada del contador. Este trámite no te debe costar dinero.
Recuerda que solo puede solicitar el cese del suministro el titular del contrato, facilitando la dirección del suministro y el CUPS (Código Universal del Punto de Suministro). Este código es como un DNI de cada contrato y, por tanto, es un código único. Lo encontrarás en la factura del gas.
La suministradora organizará la visita de un instalador (en realidad, desinstalador) quien acudirá presencialmente a tu casa a consultar la última lectura del contador (que facilitará a la comercializadora), retirar este y precintar la instalación..
Dar de baja el contrato con la comercializadora
La compañía comercializadora es la que te factura el gas. Es decir, la que te envía la factura por tu consumo (fijo, kWh consumidos, impuestos, etc.).
Por tanto, a ella le tendrás que comunicar tu deseo de dar de baja el contrato.
Y esta comprobará la lectura del contador para verificar que no hay consumos pendientes de pago y emitirá una última factura por el total consumido más la parte alícuota de los términos fijos de la factura y sus impuestos.
Desinstalar la caldera de gas
Esta operación la debería realizar un técnico habilitado. El técnico procederá a cerrar las llaves de gas de tu casa (normalmente una fuera de ella antes del acceso a tu terraza o tendedero. Y una segunda junto a la caldera. Ambas deben estar cerradas antes de manipular la caldera, que deberá también estar apagada y desenchufada.
El técnico taponará el extremo del tubo del gas que haya quedado expuesto y retirará la caldera al punto limpio para su tratamiento como residuo de aparato eléctrico y electrónico.
Confirmación de la retirada del contador
Posteriormente, cuando el contador sea retirado por un técnico de la suministradora, deberás recibir un mensaje de confirmación con el parte de trabajo.
En él aparecerá la fecha y hora de la tarea, la empresa encargada y las labores realizadas. Aquí te pongo un ejemplo del SMS que he recibido de Nedgia.
Consejos prácticos
Lo primero que debes hacer para dar de baja el suministro del gas es tener clara la utilidad que este combustible te proporciona y los sistemas alternativos sin combustión. Si no lo tienes aún claro, ten en cuenta que si, una vez dado de baja el suministro, decides volver a solicitar el alta, tendrás que pagar cerca de 100 euros por la habilitación del suministro, instalación de nuevo contador, comprobaciones, etc.
Y comprobar que no tengas pactada una permanencia con tu actual comercializadora. Ojo, porque, de haberla, te podrán penalizar económicamente si sigues adelante.
Si, por ejemplo, no necesitas calefacción en casa porque la tuya es cálida todo el año, puedes optar por el termo eléctrico para el aseo diario y la vajilla. Esto te ahorrará pagar dos términos fijos, el del gas y el de la luz, aun cuando no pases todo el tiempo en la segunda residencia.
Si sí necesitas disponer de calefacción, consulta la posibilidad de la aerotermia o las bombas de calor (aire acondicionado inverter con modo verano e invierno en las principales estancias. Ambos sistemas no recurren a la combustión de gas, y funcionan con electricidad.
Confía la sustitución de la caldera a un técnico cualificado. Aunque el trámite no requiere pagar ninguna tasa administrativa, más vale confiar la tarea a un técnico con experiencia en colocación de termos y fontanería. Este sabe que el manguito de color rojo debe ir a la toma del agua caliente y el azul a la fría.
Ojo: antes de enchufar el nuevo termo hay que llenarlo de agua y abrir el grifo para que vaya saliendo el aire en su interior. Luego se podrá enchufar para que comience a calentarse el contenido en su interior.
Los expertos recomiendan desenchufar el termo si no se va a usar durante un largo período de tiempo (vacación, reforma, etc.).