Los precios del gas están por las nubes y no es de extrañar que, con las temperaturas invernales que estamos viviendo, la factura que está por venir sea muy alta. Los usuarios de suministros como el gas tenemos tres opciones. Una de ella es dejarnos llevar y ahorrar todo lo que se pueda. Otra es dedicarle un poco de tiempo a estudiar las tarifas gas para elegir una buena comercializadora de este recurso escaso. Y la tercera es ahorrar energía al tiempo que buscamos una comercializadora de gas que nos interese.
En este post te voy a intentar explicar cómo funcionan las compañías de gas en España, trucos de ahorro y consejos para elegir una tarifa interesante para tu bolsillo.
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Mirar la factura del gas
Si eres usuario de gas en casa, estos días puede que te llegue una factura por tus consumos de los últimos dos meses (otoño). Y puede que el importe de esa factura sea muy abultado, como conozco gente de mi entorno familiar a la que le ha ocurrido exactamente esto.
Y, tal y como están las cosas, en pleno invierno, nada hace pensar que la factura de los próximos dos meses no vaya a ser también de órdago. Por eso, los consumidores tenemos la responsabilidad de conocer cómo funciona el mercado del gas y los principales conceptos de la factura.
Distribuidoras y Comercializadoras
Lo primero que tienes que conocer de este mercado es que, cuando tu calentador o caldera de gas se pone a funcionar, hay dos tipos de empresas con las que te relacionas, lo sepas o no:
- La distribuidora: es la compañía responsable de hacerte llegar el gas a tu canalización para que dispongas de suministro, además de un contador que mida tu consumo en kWh.
- La comercializadora: es la compañía con la que contratas el suministro a un precio determinado. Por tanto es quien te envía la factura periódica por tu consumo, y te lo cobra.
Tipos de tarifas de gas
En el mercado español hay dos tipos de tarifas atendiendo a la fijación de precios por kWh: la tarifa de gas de libre mercado y la tarifa regulada.
Tarifa de gas de libre mercado
La tarifa de libre mercado es aquella en la que el consumidor acuerda con su compañía comercializadora el precio al que le cobrará el suministro.
Este precio es de mercado, es decir, que es variable en todo momento (el coste del kWh consumido puede cambiar en función de la evolución del mercado) o fijado durante un período de tiempo por la comercializadora con el cliente.
En esta última modalidad, pase lo que pase, el precio por kWh acordado se mantendrá durante la vigencia del contrato. El problema de esta modalidad es que puede estar sujeta a permanencia, con lo que, si encontraras una tarifa más económica, no te podrías cambiar de comercializadora sin pagar una penalización.
Para paliar esto, algunas comercializadoras te blindan el precio y no te puedes ir, salvo que encuentres una mejor tarifa y ellos no te la quieran igualar. Es decir, que trabajan con el sistema de «si no te lo podemos igualar, te dejamos ir».
Un segundo problema de las tarifas con un precio fijo por kWh es que, a la terminación del plazo acordado, las comercializadoras están ofreciendo una revisión a precios mucho más altos que los que veníamos pagando.
De ahí la importancia de mirar tu factura constantemente, e investigar los precios de otras empresas comercializadoras de gas de libre mercado si quieres ahorrar factura de gas.
Tarifa regulada
La alternativa a la tarifa de libre mercado se conoce popularmente como «Tarifa de Último Recurso» (TUR), aunque su nombre técnico es Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC).
Esta tarifa está pensada para pequeños y medianos consumidores de gas (máximo 50.000 kWh al año). El precio por kWh de esta tarifa no varía constantemente como el de la tarifa de libre mercado, sino que es fijado por el Gobierno de forma única para todo el territorio trimestralmente, evolucione cómo evolucione el precio del gas en los mercados.
La TUR tiene distintos precios por kWh en función del consumo del consumidor recogido en el contrato (RL1, RL2 y RL3) que se publican en el BOE cada trimestre.
Esta tarifa no tiene permanencia (te puedes ir a la tarifa de mercado libre cuando quieras, que será cuando te interese) y hay una serie de comercializadoras con las que la puedes contratar.
Dos cosas importantes que se cobran
Dentro de la factura del gas hay multitud de conceptos por los que pagamos en cada factura. Pero el consumidor solo tiene control sobre dos de ellos prácticamente:
- El término fijo o por disponibilidad: este es un precio fijo mensual que se nos factura por la disponibilidad del suministro, consumamos o no gas en nuestro domicilio.
- El consumo: se obtiene multiplicando el número de kWh consumidos entre dos fechas por el coste por kWh contratado (o que nos aplique la compañía comercializadora).
Conocer estos dos conceptos junto con el CUPS (Código Universal de Punto de Suministro) y el tipo de tarifa que se nos está aplicando (1, 2, 3) son las claves para poder buscar una comercializadora de gas que nos interese en todo momento.
Y también es importante preocuparnos de comunicar a la comercializadora la lectura de nuestro contador, de forma periódica, para que la factura sea por el consumo real de energía cada vez, y no por los kWh estimados que nos cobre la compañía.
Ahora que ya sabes qué tarifas de gas hay en el mercado y cuáles son los conceptos de tu factura que debes tener en cuenta solo tienes que tener el tiempo de buscar una comercializadora de gas que te ofrezca precios interesantes.
Consejos de ahorro de gas
Suponiendo que encuentras tu comercializadora de gas ideal, tampoco viene mal repasar una serie de consejos para ahorrar gas cada día y minorar los kWh consumidos. Son estos:
- Si vives en una casa con buena orientación, ventila por las mañanas a la hora de hacer la casa antes de marchar a tus ocupaciones y aprovecha al máximo las calorías de la exposición solar. Si abres bien tus persianas y cortinas, los días de sol notarás que no necesitas prácticamente recurrir a la calefacción para mantener tu casa caliente.
- Ajusta el calor en cada estancia de casa, cerrando aquellos radiadores de habitaciones en las que no pases tiempo. A veces, en los dormitorios es preferible dormir abrigados y sin excesiva temperatura ambiente para conciliar mejor el sueño.
- No te excedas con la temperatura ambiente de la calefacción de tu hogar. Es bastante común en muchas casas tener que abrir las ventanas de par en par a última hora del día por la alta temperatura acumulada cuando todos estamos en casa de vuelta de una jornada fuera.
- Mide bien el consumo de gas, calefacción aparte, tomando una ducha en vez de un baño de agua caliente, y acortando los tiempos de la ducha a lo suficiente.
- Revisa la caldera de gas periódicamente para que la combustión sea correcta. Un color azul de la llama denota una perfecta combustión. El naranja o amarillo lo contrario.
Siguiendo estos consejos prácticos, tu bolsillo te lo agradecerá y también el medio ambiente.