Los fraudes (incluido el fraude de identidad) han crecido a una velocidad alarmante durante los últimos años, y son pocas las industrias que escapan a esta tendencia. En el rubro de los seguros, por ejemplo, diversas organizaciones han denunciado que los reclamos fraudulentos resultan en pérdidas económicas muy importantes.
Además de las estafas tradicionales, como la simulación de siniestros para cobrar una indemnización, los delincuentes aprovechan la migración de las aseguradoras hacia los canales digitales para intentar engañarlas a partir de la suplantación de identidad y otras estafas. ¿Cuál es el verdadero impacto del fraude en la industria de los seguros? ¿Qué soluciones pueden ayudar a combatir esta problemática?
Tabla de contenidos
¿Qué es el fraude electrónico y cuáles son sus tipos?
El fraude electrónico consiste, básicamente, en estafar a personas o a empresas a través de cualquier medio virtual. Dentro del fraude electrónico encontramos todo tipo de prácticas:
- Suplantación de identidad. Como su nombre lo indica, consiste en hacerse pasar por otra persona. A menudo, el estafador suplanta la identidad de alguien más después de conseguir determinada información, como el usuario y la clave de su cuenta.
- Phishing. Económicamente hablando, el phishing afecta más a los usuarios de una empresa que a la propia empresa. En esta estafa, los delincuentes imitan la identidad visual de una empresa y envían correos electrónicos fraudulentos a sus clientes para robarles datos bancarios.
- Robo de tarjetas. El robo de tarjetas puede realizarse de la forma “tradicional” (es decir, a partir del hurto de una tarjeta física) o a través de un método virtual, como la clonación de los números de la tarjeta.
- Hackeo de sistemas informáticos. Un estafador que accede al sistema informático privado de un sitio web de seguros podría hacerse con todo tipo de información valiosa y utilizarla de forma ilegítima.
Para evitar estas estafas, las empresas de seguro deben implementar sistemas de verificación de identidad como el score crediticio mencionado en seon.io, que analiza los perfiles de Facebook y otras redes sociales de clientes potenciales y sus huellas digitales para verificar que se trata de reclamos legítimos.
Más adelante ahondaremos en esta y otras prácticas para combatir este tipo de estafas.
Fraudes a las compañías de seguros
Las empresas de seguros deben lidiar con estos fraudes virtuales, sobre todo a partir de la digitalización de sus procesos. Pero, además, tienen que hacerle frente a estafas más clásicas. Por lo general, los fraudes en las empresas de seguros se dan en los siguientes casos:
- Cuando el beneficiario de una póliza finge un siniestro para cobrar la indemnización. Esto, según denuncia la agencia Reuters, puede involucrar a otros actores cómplices, como centros de salud en los que se presentan facturas médicas falsificadas, petroleras o talleres de reparación de coches en los que se inventan daños en los vehículos.
- Cuando se tergiversan las circunstancias de un siniestro. Saber a ciencia cierta cuándo, dónde y en qué condiciones tuvo lugar un siniestro vial es importante para que la aseguradora actúe adecuadamente. Por eso, ocultar información relevante a la compañía se considera una estafa.
¿Cuánto cuestan los fraudes a las aseguradoras?
Por supuesto, cualquier fraude supone pérdidas económicas para una empresa. Si hablamos de las aseguradoras, las cifras son alarmantes.
El FBI estima que esta industria pierde unos 40 mil millones de dólares al año, sin contar los seguros médicos. Otras organizaciones van más allá: la Coalición contra el Fraude de Seguros de Estados Unidos asegura que las demandas fraudulentas le quitan a las aseguradoras unos 80 mil millones de dólares anuales.
En países hispanoparlantes, las cifras también son preocupantes. En España, por ejemplo, la tasa de fraude al seguro se duplicó durante los últimos diez años, pasando del 0,85 % en 2010 al 1,94 % en 2019.
En Argentina, por otro lado, Forbes aseguró que los fraudes en aseguradoras treparon en 2022 a 55.000 millones de pesos; unos 300 millones de dólares. Además, la compañía Libra Seguros de ese país afirmó que el 45 % de las denuncias de siniestro son falsas o exageradas.
¿Cómo evitar el fraude en las compañías de seguros?
Sin lugar a dudas, lo más importante es que las empresas implementen un sistema de verificación de identidad que sea transversal a todos los procesos.
Es decir, que se ejecute para verificar la identidad de los denunciantes de un siniestro y también para verificar la identidad de quienes ingresan al sistema informático de la compañía.
Teniendo en cuenta que la gran mayoría de empresas de seguros están digitalizadas, es muy común que los trámites por un siniestro vial se inicien vía web.
Por eso, es sustancial que la compañía cuente con sistemas de verificación que garanticen que los involucrados en el proceso de reclamación son quienes dicen ser.
Para ello, se pueden utilizar técnicas como la verificación de datos biométricos, huellas digitales, preguntas de seguridad y más.
Técnicas para proteger el sistema informático de una aseguradora
Existen muchos recursos que pueden ayudar a combatir el fraude electrónico en una compañía de seguros. Algunos son:
- Utilizar una plataforma segura. Los sitios web en los que se aloja una aseguradora deben tener todos los protocolos internacionales que garanticen una transferencia de datos segura, como HTTPS y SSL.
- Compartir información con los clientes. Los usuarios estarán instruidos sobre cómo protegerse del fraude si la empresa implementa una política de comunicación efectiva al respecto. Algunas técnicas incluyen compartir emails regularmente en los que se explique qué tipo de información jamás se les solicitaría. Esto reducirá drásticamente los casos de phishing.
- Hacer pruebas de vulnerabilidad. Las aseguradoras pueden realizar hackings en sus sitios web, que son pruebas para descubrir qué tan seguros son los sistemas informáticos.
- Proporcionar métodos de pago seguros. Los clientes de una aseguradora probablemente realicen sus pagos a través de internet. Es necesario que incluyas pasarelas de pago confiables y que solicites datos como el código CVV de las tarjetas para reducir los riesgos de una estafa virtual.
Conclusión
Durante los últimos años, y fundamentalmente a raíz de la pandemia —momento en que muchísimas empresas migraron su actividad hacia los canales digitales—, el fraude electrónico ha crecido sostenidamente. Esto alcanza a todo tipo de industrias, y la de los seguros es una de ellas.
Además de los ataques cibernéticos, las aseguradoras también tienen que lidiar con las estafas tradicionales, que incluyen la tergiversación de los hechos en siniestros viales, la exageración de los casos o incluso la simulación total de accidentes.
Por ello, es imprescindible que las compañías de seguros cuenten con sistemas de verificación de identidad que les permitan establecer la legitimidad de los casos.