En pleno siglo XXI no se puede dejar de recordar la importancia de estar académicamente preparados, así como de mantener una formación continuada una vez terminada la carrera. En demasiadas ocasiones es la elección de los estudios post académicos lo que no se tiene tan claro, aunque ya se haya tomado la decisión de actualizarse y llevar a cabo un reciclaje profesional.
Cabe preguntarse cuáles son los factores que van a determinar la correcta elección del siguiente ciclo formativo, programa de estudios o Máster.
Elegir uno u otro va a definir el impacto que se vaya a generar profesionalmente. En el caso de los estudios superiores como los MBA (máster en dirección y administración de empresas) que requieren de tiempo de estudio y de una inversión económica notable, esto cobra mayor importancia.
Saber elegir es un aspecto esencial si se desea que realmente tenga una repercusión real sobre la carrera profesional.
Por tanto, además de seguir los criterios que desarrollamos en este artículo sobre cómo elegir un programa de formación, y siguiendo con el ejemplo de los programas MBA, es interesante navegar por webs especializadas como Guía MBA para buscar y comparar MBAs con información completa y actualizada sobre estos Masters.
En cualquier caso, ya sea para realizar un Master in Business Administration o cualquier otro programa formativo, estos son algunos de los consejos que conviene seguir.
Tabla de contenidos
Criterios a seguir para acertar con el programa de formación
Según los expertos, hay 5 puntos que se deberán cumplir para que la formación tenga el éxito deseado. Que se ajuste a las necesidades del profesional, que le prepare para el mercado de trabajo, que permita diferentes métodos de financiación, que facilite apoyo académico y técnico y que incluya al alumno en una bolsa de empleo.
Preparación para el mercado de trabajo
Hay que asegurarse, como primer paso antes de elegir la escuela o academia, si tienen las suficientes referencias positivas en cuanto al conocimiento del mercado laboral actual. Es decir, conocer si los alumnos salen preparados para la realidad de los entornos laborales.
Para ello, habrá que informarse de las salidas laborales que ofrece, del porcentaje de empleabilidad, si forma parte de las titulaciones con más demanda o si, por el contrario, es una preparación en desuso.
Así mismo, el alumno deberá asegurarse de que recibirá la capacitación y las aptitudes necesarias para ocupar un puesto de trabajo (liderazgo, comunicación, trabajo en equipo, adaptabilidad…).
Cumplir con las necesidades de cada alumno
La segunda medida que se ha de tomar para tener en consideración un tipo de programa es conocer los contenidos para asegurarse de que esto es lo que realmente se necesita según las expectativas que se tienen y los objetivos que se quieren alcanzar.
Es importante considerar tanto el material educativo como la flexibilidad que ofrece a la hora de acceder a las clases, ya sea de modo online, presencial o semipresencial.
Por otro lado, también se deberá prestar atención al cuadro docente, la calidad de estos profesionales además de su disponibilidad y la atención que procuran a sus alumnos. También si llevan a cabo un seguimiento de los avances, si permiten tutorías o consultas en distintos horarios, etc.
Apoyo técnico y académico constante
Un estudiante no debe sentirse nunca solo, sin alguien especializado que le ofrezca ayuda y asesoramiento cuando lo necesite.
Todo espacio formativo debería contar con una persona que sirva de guía y consejero durante todo el tiempo que dure el programa educativo elegido.
En este sentido, generalmente son los propios profesores los que ofrecen este compromiso con sus alumnos, por lo que habrá que asegurarse de que el claustro de profesores lo componen profesionales acreditados en el área de formación que ofrecen.
Opciones de financiación
Se reconoce el elevado precio que mantienen los másteres y cursos especializados. Unas tarifas que tienen relación con los resultados profesionales de empleabilidad que ofrecen, pero que no todo el mundo puede pagar.
Sin embargo, la mayoría de las escuelas ofrecen diferentes fórmulas de financiación para permitir el acceso a estudiantes con menos recursos. Estudiarlas y elegir la más adecuada asegura una formación sin la presión económica.
La bolsa de empleo
La definición más clásica de bolsa de empleo la describe como una herramienta, en forma de listado, por la que una empresa, institución o, en este caso, escuela de formación, presenta a sus candidatos para ser reclutados para ocupar funciones según su preparación y categoría.
Estas bolsas tienen el objetivo de animar al estudiante ofreciendo desde un principio la posibilidad de lograr un empleo cuando termine su ciclo formativo. Es altamente recomendable que el alumno se detenga y estudie con atención esta bolsa, qué tipo de empleos presenta y si conlleva prácticas (remuneradas o no).
Así como el nombre de las empresas con las que tienen este tipo de acuerdos.