Estamos en verano, los niños en el pueblo a unos treinta kilómetros de Salamanca, y los padres trabajando en Madrid, de visita de fin de semana. Decidimos ir al cine a Salamanca, a los cines Van Dick del Centro Comercial Tormes a ver una nueva película que a los niños les encanta, y de paso aplacar los remordimientos de la separación semanal.
Después de cuarenta minutos de coche, una vez en el centro comercial, en la cola del cine, un cartel de pequeño tamaño avisa de que «No se acepta pagar con tarjeta». Uf, me miro la cartera y está como siempre, bajo mínimos, ya que prefiero pagar con tarjeta y llevar poco encima.
Bajo corriendo al cajero 4B que está debajo en la planta baja del Tormes y para mi sorpresa, después de hacer cola unos segundos, que a mí se me hacen eternos (la película va a empezar en apenas tres minutos), el cajero no funciona.
Subo corriendo a la cola y ya me hago la composición de lugar: va a haber bronca. Explico la situación a la señorita en taquilla y como veo que no avanzo, le pido hablar con el gerente, quien, con las mismas me remite al cajero automático o si no a otros cajeros.
Le explico que los otros cajeros te cobran una super comisión que no estoy dispuesto a pagar y erre que erre, que su establecimiento es libre de aceptar los medios de pago (en este caso efectivo solamente) que le dé la gana.
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El mal del pequeño comercio
Este es uno de los males de los comercios pequeños: no estar con los tiempos ni importarles los clientes. Que un cine de la talla de los Van Dick de Salamanca no acepte el pago con tarjeta es un craso error de miopía de su propietario.
Pregunto si no tendrán un sistema de pago por internet con recogida de entradas en buzón y me dicen que lo quitaron porque daba problemas. Uf, uf.
Puedo entender, otro tema es el volumen abusivo que cobran a los pequeños comercios, que los bancos y demás partes implicadas te cobren una comisión como comercio por usar la tarjeta (del 3% si no se tiene mucha capacidad de negociación, que yo sepa), pero no por ello hay que ser cerril y no dejar alternativa a un usuario que no tiene efectivo en ese momento y está dispuesto a dejarse, 5 * 7 euros, 35 euros.
Hasta aceptaría un cartelito que dijera que el uso de la tarjeta conllevará una comisión (por ejemplo, del 3% del importe) que será de ¡¡¡ 20-25 céntimos!! Después de desplazarse cuarenta km para ver una película en familia, ¿quién no lo pagaría?
¿No los hubiera pagado con mucho gusto para evitar dejar de ver la película que los niños querían ver? Menos mal que la historia terminó bien por esta vez, y como tantas otras, Eva tenía efectivo consigo.
Los cines son espectáculos públicos
Legalmente*, un espectáculo público es todo acontecimiento organizado con el fin de congregar a quienes acuden para presenciar una actuación, representación, exhibición o proyección de naturaleza artística, cultural o deportiva ofrecida por un empresario, por actores, por artistas o cualesquiera otros ejecutantes.
Además de los derechos como consumidores, los espectadores (el público de los espectáculos y las actividades recreativas), así como los clientes de los establecimientos públicos tienen los derechos (también tienen obligaciones) a que todo sea seguro, a la devolución de lo adelantado si se modifica o cancela el espectáculo, que se nos faciliten las hojas de reclamaciones para hacer constar en ellas la reclamación que estimemos pertinente y a ser admitidos en el establecimiento público en las mismas condiciones objetivas que cualquier otro usuario.
Precisamente la normativa nada prevé sobre los medios de pago a los que están obligados estos establecimientos. Para el que escribe, los consumidores tenemos derecho a poder pagar con medios de pago tan universales como la tarjeta.
Normativa relacionada
* Ley 7/2011, de 21 de marzo, de Espectáculos Públicos, Actividades Recreativas y Establecimientos Públicos de Castilla-La Mancha (DOCM de 31 de marzo de 2011).
Post de Blog Pues efectivamente, hacer uso de las hojas de reclamación creo que es lo más adecuado. Sin embargo, si los cines tienen el cartel con el aviso de que no se acepta el pago con tarjeta, que en mi opinión, esté atrasado o no, es su decisión y su derecho; no creo que tenga mucho éxito.