Hay ocasiones en las que, sin pensarlo demasiado, se tiende a buscar la alternativa más económica cuando se necesita adquirir un producto o recibir un servicio.
Esto puede salir bien en determinados supuestos, pero en el ámbito legal es complicado que se obtengan los mismos resultados atendiendo únicamente al aspecto económico. Elena Crespo, abogada especializada en Derecho de Familia, tiene las claves para que la elección sea un éxito.
Lo primero que hay que tener presente es que el abogado que finalmente se acabe escogiendo debe poder adaptarse perfectamente a las necesidades de cada cliente.
En este sentido, Crespo asegura que tampoco en todos los casos “el abogado más caro es necesariamente el mejor abogado para el cliente”. Así, será necesario valorar otros aspectos a la hora de tomar la mejor decisión.
Pero, antes de comentar en qué deberíamos fijarnos a la hora de contratar a un abogado, veamos cuáles podrían ser las consecuencias de equivocarse en la elección.
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¿Por qué no conformarse siempre con la oferta más barata?
Son varias las razones por las que es conveniente buscar una defensa teniendo en cuenta más variables además del precio. Las consecuencias que puede tener una mala elección pueden ir desde la obligación de hacer frente a una pensión excesivamente alta hasta la obtención de una custodia que no era la deseada.
Porque se trata de un tema muy sensible e importante para cualquier cliente, Elena Crespo asegura que
“independientemente de que se gane o se pierda un pleito, es crucial que el cliente sienta que su abogado ha hecho lo máximo posible por él”.
De lo contrario, la sensación de frustración será irreparable. Muchas veces, de hecho, “los clientes sufren tanto por el propio problema personal como por la mala llevanza de su asunto en el ámbito judicial”, asegura Crespo.
Algo muy común es también el hecho de que el abogado no responda a las llamadas telefónicas de su cliente. En este sentido, Crespo apunta que
“hay que entender que hacerlo es parte de nuestro trabajo, y que no hacerlo puede provocar que el cliente termine cambiando de abogado”.
El método de trabajo
La forma de trabajar es distinta en función del tipo de profesional del que se trate.
Tal y como argumenta Crespo, “dentro de la profesión de abogado, hay muchas maneras de llevar un caso de divorcio, de profundizar en la materia, de preparar la prueba documental y también al cliente”.
No todos los abogados trabajan igual y, por tanto, su metodología es algo en lo que debería fijarse alguien que quiere acertar en la elección de un abogado de familia.
Aunque no siempre tiene por qué ser así, es común que un precio bajo signifique un menor nivel de implicación por parte del abogado. Y precisamente este tipo de casos, por entrar en juego cuestiones tan personales como las relacionadas con la familia y con los hijos, requieren de mucho tiempo y de un estudio pormenorizado de sus detalles y particularidades.
Por eso, Elena Crespo recomienda buscar siempre “el equilibrio entre la experiencia, el coste de los honorarios y la disposición y disponibilidad del profesional”.
El valor añadido de un buen servicio
La clave para entender los honorarios de un abogado y los servicios que a cambio presta se encuentra en proporcionar una adecuada explicación al cliente.
Crespo recuerda que, “antes de comenzar a trabajar en el asunto, es importante entregar al cliente una propuesta de honorarios y explicarle la forma de trabajar, la filosofía del despacho, qué abogados van a intervenir en su asunto y cómo se van a llevar a cabo las comunicaciones entre ellos y el cliente”.
Solo así podrá entender el trabajo y el esfuerzo que hay detrás del caso, al tiempo que toma conciencia de la cantidad de tiempo que invertirá en él su letrado.