Los electrodomésticos son esenciales en el funcionamiento de un hogar. Se utilizan para acciones necesarias en un estilo de vida óptimo y confortable, como enfriar o calentar alimentos, lavar la ropa, refrigerar la habitación, entre un largo etcétera que mejoran notablemente la calidad de vida de los ciudadanos. La inversión en ellos es importante, ya que son elementos potentes y cuyas capacidades han aumentado gracias a la evolución tecnológica.
En ese sentido, es recomendable buscar los mejores productos de calidad contrastada que garanticen una larga duración y un resultado óptimo. Si bien los propietarios también tienen la capacidad para conseguir un nivel de eficiencia superior mediante los cuidados correspondientes.
Tabla de contenidos
Leer el manual de instrucciones
Alargar la vida de los electrodomésticos y conseguir la máxima efectividad implica un pequeño esfuerzo, como la lectura previa del manual de instrucciones, un hábito poco común entre los españoles.
Estudios recientes apuntan a que un 75 por ciento no leen las instrucciones, y esa cifra supera la barrera del 90 por ciento en el caso de las generaciones jóvenes. Cabe destacar que conocer con detalle las características y el funcionamiento de un electrodoméstico y utilizarlo de acuerdo a estas indicaciones, puede ayudar a prolongar su vida útil.
Un uso adecuado del producto, siguiendo los criterios del fabricante, implica un mejor trato y una reducción del riesgo de avería.
Uso eficiente
En el modelo de uso adquiere una importancia capital la eficiencia, es decir, utilizarlo con criterios de bajo consumo, que reducen el impacto sobre el desgaste.
Esto significa alejarlo de los sobreesfuerzos o gastos innecesarios, así como evitar la saturación. Cada electrodoméstico presenta unas características propias, por lo que su duración varía.
Un modelo de buena calidad como el lavavajillas somat puede durar unos diez años, una cifra que podría incluso mejorar si se realiza un buen uso del mismo.
La tendencia aquí es diferente, pues la sociedad española está cada vez más concienciada con la labor sostenible, además de buscar una reducción en la tarifa de la luz, lo que conlleva a un uso más eficiente.
Los hábitos de consumo están cambiando y la optimización de los recursos es ahora habitual. Difícilmente se pone en marcha el horno para un único plato, un ejemplo que sirve para el resto de electrodomésticos presentes en un hogar.
Un mantenimiento adecuado
El mantenimiento es un aspecto clave en la mejora de las posibilidades de una inversión tan alta como ésta. Además de un uso energético y proporcional, hay que hacer hincapié en los productos utilizados, ya que algunos pueden maximizar la capacidad de trabajo de un electrodoméstico.
Entre los elementos más consumidos en un hogar está la lavadora, que suele consumir un alto porcentaje de recursos.
Por ello es recomendable utilizar productos de buena calidad, que garanticen una prolongación del consumo.
Otra acción muy importante en el mantenimiento es el trabajo de limpieza, que debe realizarse con una cierta frecuencia, al menos una vez al mes.
Esta labor de mantenimiento también implica los recambios y arreglos de aquellas piezas que exigen una intervención.
Una decisión a tiempo puede suponer un importante ahorro de dinero en el futuro, ya que posibilitará que el motor vaya adaptándose y manteniendo todas sus funciones.