Es muy probable que sepas y hayas utilizado alguna vez en tu vida una tarjeta de crédito. Ese trozo de plástico rectangular sirve para realizar compras, pagos o retirar efectivo, gracias a unos elementos de identificación vinculados con una cuenta en el banco que la emite. La tarjeta de crédito, a diferencia de la tarjeta de débito, es un instrumento de financiación, pues permite a su titular disponer de una cantidad aunque no la tenga en su cuenta. El banco adelanta el dinero, y el usuario lo devuelve cuando llega una fecha límite, generalmente a final de mes, pagando un interés por el dinero dispuesto.
En este tipo de tarjetas es posible hacer pagos u obtener fondos, hasta cierto límite, a crédito. En realidad, la tarjeta de crédito implica la realización de diversos micropréstamos. En este sentido, los préstamos online, como el que puedes solicitar aquí, juegan un papel parecido: permiten al cliente disponer de una cantidad de manera rápida, y suelen fijar unos plazos de vencimiento relativamente cortos.
Las tarjetas de crédito llevan ya muchos años instaladas en nuestras vidas. En 2017, la ratio de tarjetas de crédito por habitante superó la cifra anterior a la crisis, según el Barómetro de Mástercard España. El 82% de los españoles dispone de una tarjeta (de crédito o débito, que sigue siendo la preferida de la mayoría). Esto significa que su uso está firmemente arraigado en la mentalidad de muchos ciudadanos, pese a que presenta riesgo de robo, de fraude o de hurto de datos.
Las tarjetas de crédito sirven a los bancos para financiar el consumo de sus clientes. El usuario abona sus pagos, aunque en el momento de ejecutarlos no disponga de saldo suficiente en las cuentas vinculadas a la entidad, con la cual pasarán a tener una deuda. A esta deuda por la cantidad de la que se ha dispuesto han de añadirse los intereses.
Igual que las tarjetas de crédito, los préstamos rápidos online sirven para financiar el consumo, pero con una diferencia sustancial: se trata de un préstamo por una cantidad fija, de modo que el cliente sabe de qué cantidad dispone y, también, cuáles son los intereses que deberá pagar, que dependerán también del plazo de devolución que establezca.
Un préstamo online permite obtener una liquidez inmediata, con la diferencia de que no requiere una relación con la entidad bancaria, ni pasar por los trámites a veces farragosos antes de obtener la tarjeta de crédito. De la misma forma, se diferencia en un elemento sustancial: mientras que la tarjeta abre una línea de crédito, en la que se puede disponer de fondos a crédito hasta un límite, con un préstamo se realiza una única operación. De esta manera, es más fácil controlar de qué cantidad se dispone y qué intereses hay que pagar por ella.
Los préstamos se obtienen gracias a un sistema en línea simple y sencillo, de modo que el cliente puede solicitar el dinero en apenas unos minutos, y obtener una rápida respuesta de la entidad financiera. Algunas de estas entidades financieras disponen en su web de una calculadora online de manejo muy sencillo que permite al cliente comprobar cuánto debe pagar al mes para devolver el préstamo.
Estos préstamos online son cada vez más populares, hasta el punto de que ya existe una Asociación Española de Micropréstamos que agrupa a gran parte de las entidades que los ofrecen y regulan sus buenas prácticas.
en mi opinión tener tarjeta es cómodo pero también costoso al momento de hacer los pagos, claro todo se acumula, mientras que los créditos los pides pára un fin como cuentas, facturas, inprevistos. En mi experiencia para un paseo yo hice un credito con Freezl y bueno los intereses son como en todas estas plataformas sin embargo me aprobaron en 15 minutos super rapido.