Frente a los que entran en la rueda del trabajo por cuenta propia o ajena durante decenas de años en la esperanza de jubilarse con una pensión pública, hay quienes abogan por la independencia financiera mucho antes de los 65 años. En este post te cuento algunas reflexiones sobre el concepto de libertad financiera y cómo llevarlo a cabo puede ayudarte a reducir tus dependencias del trabajo tal y como lo conocemos.
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Libertad financiera
Vivimos tiempos difíciles en los que el trabajo escasea y los salarios han bajado en términos netos. Por su parte los ingresos de los autónomos y pequeños empresarios están tiritando con los confinamientos. Y el futuro de las pensiones está en entredicho cuando se jubile la generación baby-boomer.
Todo esto pone de manifiesto una verdad dolorosa: nos pasamos la vida trabajando. Durante entre 40 y 45 años nos levantamos temprano y vamos a nuestro lugar de trabajo con o sin ganas, a cumplir nuestro cometido. Y así todos los días de diario, en la esperanza de disponer de una vivienda pagada y de una pensión pública del Estado cuando cumplamos la idea de jubilarnos.
La libertad financiera se podría definir como la capacidad de cada cual de cubrir sus necesidades económicas sin tener que realizar ningún tipo de actividad profesional.
Por qué cuesta tanto alcanzarla
Los autores que más tiempo han dedicado al estudio de la educación financiera de particulares y familias (Kiyosaki, Eker o Hill) hablan de las ataduras del actual modelo de economía basado en el Consumo.
Robert Kiyosaki habla de la carrera de las ratas en su libro «Padre rico, padre pobre». En su libro compara la vida de su padre universitario atado a un salario y a un trabajo de por vida, con la del padre de su mejor amigo, que es tendero, comerciante y empresario.
Básicamente, la moraleja del libro es que en la vida profesional cambiamos horas por dinero. Cuantas más horas dedicamos al trabajo mayores los ingresos, pero también mayor el sacrificio. Nunca paramos de trabajar porque con más dinero nos creamos más necesidades.
En definitiva, nos pasamos la vida trabajando para conseguir dinero con el que comprar cosas. Y cuando nos quedamos sin dinero debemos volver a ponernos a trabajar o caeremos en una espiral de gastos mayores que los ingresos. Es decir que ingresamos más que gastamos o nos endeudamos.
Esta forma de vivir para trabajar se podría comparar a la de la rata enjaulada que camina por la rueda incesantemente sin avanzar a ninguna parte. ¿Te reconoces?
Cómo ganar dinero extra
Ya hemos visto las causas de nuestra dependencia financiera (de la economía de mercado y del sistema de pensiones públicas). Ahora toca repasar cómo ganar dinero y diversificar nuestras fuentes de ingresos mientras seguimos dependiendo de un salario o actividad profesional.
De nuevo, Kiyosaki nos vuelve a dar interesantes pistas. Lo primero a hacer es entender las distintas formas de obtener ingresos que hay. Para el autor, hay tres fuentes de actividad en la vida:
- rentas de tu trabajo (earned income) ya sea una actividad profesional por cuenta ajena o por cuenta propia o como empresario.
- rentas de inversiones (portfolio income). Son ejemplos las carteras de inversión en fondos de inversión, bolsa, planes de pensiones, etc.
- ingresos pasivos (passive income): de viviendas de nuestra propiedad alquiladas, de actividades que se pueden automatizar y vender sin más esfuerzo que el inicial, etc.
Ingresos pasivos
Los ingresos pasivos son todos aquellos que obtenemos sin tener que apenas hacer ningún esfuerzo más allá de su seguimiento. Son aquellos que obtenemos cuando ponemos el dinero a trabajar.
Estos ingresos provienen de productos o servicios que puedas ofrecer de forma más o menos automatizada. Por ejemplo, un cantante que produce una canción de la que puede vender ilimitadamente descargas en Spotify. O un experto que creó un curso de formación de lo suyo que luego vende por suscripción y tiene miles de descargas. O un inversor que crea un modelo de inversión en divisas (forex) o bitcoin.
Cómo alcanzar la libertad financiera
Para alcanzar la libertad financiera y dejar de depender de un trabajo hay que ser inteligentes, estudiar y saber mucho sobre una temática. Y diversificar nuestro dinero.
Esto no se hace de la noche a la mañana. Hay que pasar primero por algún tiempo en el que, mientras seguimos trabajando, tenemos una actividad en nuestro tiempo libre en la que vamos aprendiendo y obteniendo conocimiento primero e ingresos después. Más adelante, si se puede, hay que buscar nuevas formas de obtener ingresos, a ser posibles del tipo «pasivo», para que vengan a nosotros de forma automática.
Y sobre todo hay que comenzar por tener más ingresos que gastos en nuestro día a día. Esto nos permitirá ahorrar algo a fin de mes. Y con ese ahorro podremos hacer inversión diversificada.
Si además aprovechamos el apalancamiento que nos ofrecen las entidades financieras cuando nos dan préstamos a medio o largo plazo para construir nuestro pequeño patrimonio o crear una empresa, mucho mejor.
La clave está en ser capaces de atender nuestros compromisos de pago del dinero prestado y en saber multiplicar el valor de nuestras inversiones.