El Banco Popular (fundado en 1926) está en el punto de mira desde hace unos meses ya que está atravesando unos de sus peores momentos. Fue uno de los bancos más rentables de Europa en los años noventa, pero hoy está prácticamente para el saldo y su cotización bursátil por los suelos. Las acciones del banco cotizan en mínimos históricos, con un precio de 0,663 euros por título, casi la mitad del precio al que Banco Popular lanzó su ampliación de capital en mayo de 2016 por 2.500 millones de euros. Esto quiere decir que los inversores que suscribieron dicha ampliación acarrean una pérdida de casi un 50% en esta participación accionarial.
Durante la crisis económica que comenzó a finales de 2007, comenzó a ver caer su rentabilidad al subir su morosidad y encontrarse con mucho “ladrillo”. Años antes había concedido préstamos descontroladamente a las grandes inmobiliarias.
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Un nuevo presidente
El nuevo presidente del Popular, Emilio Saracho, en sustitución de Ángel Ron, quiere tomar las riendas del Banco, que perdió 3.485 millones de euros en 2016. Saracho ha proclamado la necesidad de una nueva ampliación de capital o la alternativa de una posible fusión para afrontar los actuales problemas financieros y de solvencia por los que pasa.
El banco quiere vender sus activos ya que ha perdido el 18,35% de su valor en el mercado y sus acciones han caído en picado. El banco ha puesto a la venta el 49% de la unidad de negocio de tarjetas WiZink pudiendo obtener más de 1.000 millones y su filial en Estados Unidos, el Total Bank, del cual podrían recibir otros 1.000 millones.
Pero el gran desafío de Saracho es la falta de confianza de los inversores (grandes y pequeños) ya que la entidad acumula 36.000 millones de activos improductivos y no tienen tiempo para vender, reorganizar y gestionar. La situación actual del Banco no es nada atractiva para los inversores o para un posible comprador.
Accionistas minoritarios
A los accionistas minoritarios de una empresa se les suele reconocer un papel pasivo: cobras tu dividendo y poco más. ¿Pero qué ocurre cuando la acción de la empresa (o del banco) cae en picado por acciones, prácticas u omisiones cuestionables del equipo directivo? ¿Qué ocurre si la gestión de la empresa no es la correcta y existe un deterioro del valor de la empresa como está ocurriendo con el Popular?
Las cosas así, la AEMEC (Asociación de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas) impulsada entre otros por el despacho Cremades & Calvo Sotelo, ha solicitado al nuevo Presidente del Popular la adopción de medidas urgentes y a la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) y a la Fiscalía que investiguen todos los hechos relativos a la noticia publicada hace unos días donde se sugiere la presunta manipulación de la acción del Banco en beneficio de intereses particulares de un determinado grupo inversor y en graves perjuicios para los accionistas pudiendo, éstos, reclamar los daños sufridos.
Hace unos días, el lunes 3 de abril de 2017, el Banco Popular perdió un 10% de su valor en Bolsa. La entidad anunció una revisión de las cuentas e hizo pública la marcha del Consejero Delegado, Pedro Larena. Los accionistas minoritarios solicitaron a la Junta detallara ese anuncio del ajuste de cuentas ya que ha ocasionado destrucción del valor de la acción.
Saracho se ha encontrado con una situación muy complicada pero es un gran reto para él. Confía en la recuperación de la economía, la del sector inmobiliario y que su entorno le sea más afín y se lo permita. Ya veremos.
Accionistas afectados
Si eres un accionista minoritario de la ampliación de capital afectado por la caída del valor de tus acciones, ponte en contacto con un despacho de abogados donde te puedan asesorar sobre la forma de recuperar tu inversión: si no se informaba adecuadamente de la verdadera situación del banco cuando compraste, puede haber un grave error en tu consentimiento y podrías ganar un pleito.