Quien más, quien menos, ha tenido alguna vez un gasto inesperado en el hogar. Unas goteras que no cubre el seguro, una lavadora estropeada, la necesidad de vacunar u operar a una mascota o cualquier otro imprevisto que requiera de una solución rápida. Además, ese gasto a veces llega en el peor momento del mes: después de la vuelta al cole de los niños, tras la boda de algún familiar o cuando ya hemos exprimido los ahorros en unas vacaciones de verano. En muchos de estos casos, no queda otra opción que recurrir a una entidad especializada para hacer frente a nuestros problema de liquidez.
La primera solución para muchas personas es la de acudir a las entidades bancarias tradicionales para solicitar un préstamo. Esta opción es bastante habitual. Sin embargo, para poder acceder a ella será necesario un papeleo considerable, el cual incluye garantías de que es posible hacer frente a la devolución del dinero. Por eso, la posibilidad de conseguir el dinero de esta manera resulta difícil para muchos perfiles de demandantes (personas sin ingresos fijos, sin propiedades o sin otros avales o garantías).
Además, otra de las desventajas de esta manera de conseguir liquidez, es el tiempo que conlleva y lo tedioso que puede llegar a ser el proceso de solicitud. En raros casos es posible conseguir el dinero en menos de 7 ó 10 días, por lo que muchas personas prefieren evitar esa incertidumbre cuando se encuentran ante un apuro económico. Por otra parte, son muchos los factores externos que pueden influir en la decisión de la entidad, es decir, que reunir los requisitos que nos piden no significa necesariamente que el préstamo vaya a ser concedido.
Como alternativa, para encontrar solución a un problema de este tipo, son multitud las personas que recurren a un nuevo aliado para gastos imprevistos. En el caso de que la suma de dinero necesaria para afrontar el problema sea reducida, una solución recurrente en los hogares modernos es la de solicitar un mini crédito. Desde la llegada de la crisis a España, son muchas las entidades de mini créditos que han visto la luz en los últimos años. Los mini créditos o créditos rápidos, son emitidos por empresas privadas, con la ventaja de que no son necesarios avales ni otros papeles que demuestren la aptitud del demandante para devolver el crédito. Se trata de préstamos por cantidades pequeñas, generalmente menores de 800 euros y concedidos por empresas con un poder de reacción muy rápido. En algunos casos, el dinero puede estar a disposición del usuario incluso en 5 minutos. Además, otra clara ventaja de estos servicios es la comodidad que ofrecen. Es posible solicitar el crédito de manera online con una gestión consistente en pocos clics.
Aún así, a pesar de las facilidades que ofertan estas compañías, es recomendable recurrir a esta opción solo para gastos urgentes, útiles y concretos, derivados de las necesidades básicas. Utilizar los mini créditos sin analizar bien las consecuencias o para financiar gastos innecesarios puede ser una mala idea que nos introduzca en un círculo vicioso de endeudamiento. Aunque las condiciones dependen en gran parte de cada entidad, generalmente el préstamo debe ser devuelto en unos 30 días con un interés diario del 1% aproximadamente. Es necesario también tener la certeza de que se puede saldar la deuda en el plazo estipulado, ya que los impagos generan costes de demora que pueden ensuciar el currículo crediticio e impedir que el usuario tenga la opción de recurrir a otros servicios de financiación en el futuro.