En la escuela muy poca gente hemos recibido una formación básica sobre las decisiones que posteriormente de adultos, tendremos que tomar en nuestra vida real. Nos enseñan matemáticas pero rara vez su aplicación práctica para entender qué es el endeudamiento. Nos enseñan lengua o religión pero no nos enseñan los básicos de la economía familiar.
En una interesante encuesta sobre educación financiera hecha en 100 países del mundo en 2015, dos tercios de la población mundial no aprueban cinco sencillas preguntas de carácter financiero básico. España no queda bien parada en este informe ya que sólo el 49% de los entrevistados acierta 4 o las cinco preguntas de economía básica. Es por eso que hace tiempo fundé Finlit, una web de información práctica para saber dónde y cómo invertir.
En este post te voy a resumir (tal vez demasiado, por necesidades del guión) las alternativas de inversión que tenemos las personas.
Tabla de contenidos
Conocer tus ingresos y gastos
Lo primero que tienes que hacer, aunque parezca obvio, es saber de que ingresos regulares dispones cada mes y analizar tu estructura de gastos. La máxima de una persona con educación financiera debería ser no gastar más de lo que se tiene, y sobre todo, no tirar de financiación ajena (compras con tarjeta a crédito, préstamos personales, etc.). Cuanto menos endeudamiento tengas más sana será tu economía familiar.
Por el lado de los gastos hay que separar los gastos imprescindibles (hipoteca o alquiler, suministros en el hogar, alimentación, educación de los niños, letra del coche) de los gastos prescindibles (vacaciones que pueden esperar, restaurantes y ocio, caprichos, ropa que no necesito, etc.). Recuerda que hay gastos imprescindibles recurrentes (todos los meses pagas la vivienda) y otros extraordinarios que se pagan de vez en cuando (el seguro del coche, el dentista, un sobresalto, etc.).
Y luego hay que hacer una resta muy sencilla. A los ingresos le quitamos nuestros gastos y vemos cómo terminamos el mes. Lo ideal es terminar con un saldo positivo en tu cuenta bancaria cada mes. Si no es así, tienes que analizar tus gastos prescindibles y empezar a recortar, o ingresar más. No hay otra salida.
Cuánto dinero debemos ahorrar
Quédate con esta cifra mágica objetivo: necesito ahorrar el 10%. Y ahora haz un ejercicio de priorización. Toma tu suma de ingresos regulares del mes, (imaginemos que son 1.700 euros al mes, netos) y quítales primero un 10% para ahorrar (170 euros). Luego, con lo que sobre (1.500 – 1700 euros), empieza a descontar primero los gastos imprescindibles y si sobra algo, dedícalo a otros gastos más supérfluos.
Ahora que ya eres capaz de generar 170 euros mensuales, analizaremos el destino de ese dinerito dedicado al ahorro en el tiempo.
Destino de tus ahorros: el fondo de emergencia
Lo primero que tienes que hacer con tus ahorrillos es constituir un fondo de emergencia que es un dinero que dejaremos en nuestra cuenta corriente, aunque no nos remuneren nada por él, para atender eso, emergencias e imprevistos, que hay muchos en la vida. Debes esforzarte por disponer entre 3 y 6 veces tus ingresos mensuales en ese fondo, y no tirar de ellos salvo que no haya remedio. Si lo haces, debes volver a dedicar tu ahorro a completar tu fondo de emergencia.
En nuestro anterior caso, el fondo de emergencia de nuestro ahorrador se moverá en la horquilla de (1.700 * 3) 5.100 eur a 10.200 euros. Es verdad que puede llevar mucho tiempo llegar a esa cantidad en nuestra cuenta corriente pero si lo haces, vivirás muy tranquilo/a.
Ahorros a largo plazo
Una vez cubierto el nivel de tu fondo de emergencia, es el momento de destinar tu excedente a inversiones productivas. Mi consejo es que separes una parte de unos 60 a 100 euros mensuales (cuanto más mayor seas, mayor la parte a reservar) para productos de ahorro a largo plazo. Hoy en día, hay dos productos interesantes: los planes de pensiones y los PIAS.
El producto de ahorro a muy largo plazo más interesante, es el Plan Individual de Ahorro Sistemático, PIAS, que es un seguro de vida-ahorro con un tratamiento fiscal imbatible el día que recuperas tu inversión. A diferencia de los planes de pensiones, los PIAS no generan beneficios fiscales durante la etapa de ahorro por las aportaciones realizadas, pero su principal ventaja es que los rendimientos generados el día de rescate (deben haber pasado al menos 10 años) no pagarán impuestos (IRPF) por los rendimientos, si lo haces como renta vitalicia. Ojo, que si recuperas tu ahorro como capital sí deberás pagar por los rendimientos generados por tus aportaciones periódicas (tributan como rendimientos del capital mobiliario). La máxima aportación anual que puedes hacer a PIAS es de 8.000 euros. El máximo legal de ahorros por asegurado es de 240.000 euros. Para que te interese un PIAS, debe invertir sus fondos de forma similar a los fondos de inversión: con un % de renta variable, mayor cuanto más joven te abras este producto. Esto es lo más importante, que tenga rentabilidad.
Por su parte, los planes de pensiones te ayudan a tributar menos por IRPF porque sus aportaciones minoran tus impuestos cada año, pero sus rentabilidades son medias, tirando a bajas, y el día que los recuperar (suele coincidir con tu jubilación), tienes que tributar por el dinero que vayas recuperando, como si de ingresos por tu trabajo se trataran. No son muy recomendables.
El resto se puede invertir en fondos de inversión, que los hay de mil tipos y con muy distintas rentabilidades según el perfil de su inversión. Lo importante de los fondos son que tengan comisiones bajas y que su rentabilidad sea la adecuada según tu edad. Puedes cambiar tu dinero entre fondos sin coste pero si recuperas tu dinero con ganancias, pagas impuestos.
Ahorros a corto y medio
Y si después de estos trámites de previsión ahorradora tienes algo de excedente, es el momento de intentar vivir mejor y tal vez, de dedicar parte de ese excedente a generar rendimientos adicionales, aunque el riesgo de ganar o perder dinero, sea más alto. Te cito algunas de las inversiones de riesgo que puedes hacer hoy, teniendo en cuenta que invertirás en ellas excedentes una vez cubierto tu fondo de emergencia y dedicado tu 10% mensual a ahorro a largo plazo:
- Inversiones en acciones concretas de empresas que cotizan en bolsa en las que creas que las cosas son muy prometedoras;
- Inversiones y participaciones en proyectos de empresas digitales (start-ups);
- Inversiones en el mercado de divisas (forex), apostando por la evolución del cambio de divisas;
- Inversiones en ICOs de diferentes negocios montados en torno a la tecnología blockchain y que invierten en criptomonedas.
- Apuestas deportivas y apuestas en casas de juego tipo casinos online.
Este tipo de inversiones, repito, son bastante arriesgadas y las cosas pueden salir tan bien como mal, pero diversión y aprendizaje, desde luego que sí que generan.