En la hostelería existe en nuestro país una total libertad de precios. La normativa hostelera y la de defensa del consumidor, prevén esta libertad siempre que en alguna parte del bar o restaurante en cuestión se informe debidamente de los precios. En este post hablo de la clavada que nos han metido a la familia el pasado viernes 5 de junio de 2015 en una de las terrazas de las efímeras ferias del Santiago Bernabéu en Madrid (las ferias del Bernabéu).
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Ferias del Barnabéu
Las atracciones para los niños, el calorcito de viernes tarde después del trabajo y el pasillo central que divide atracciones de las casetas feriales.
El ojeador te entra con descaro y te invita a sentarte en la terraza.
- No, -le decimos- gracias, luego, tal vez.
De vuelta por el corredor que hace de pasillo tras caminar por la explanada, el ojeador-animador te vuelve a tentar con su labia para que te sientes en la amplia terraza repleta de manjares, fritangas, carnes, pesca etc.
A la tercera pasada te ofrece bebidas a un euro y el pez pica el anzuelo. Nos sentamos los cinco en la mesa de la amplia terraza confiados en la «baratura» de las bebidas. ¡Tomaremos unas raciones, sí, es viernes, anda venga!
- ¿Tienen un carta de precios? -pregunto, como siempre, más por ver la variedad, que por fijarme en los precios que asumo, serán contenidos.
- Tenemos raciones de todo lo que ven atrás, -nos distrae el hábil camarero, -choricito, morcilla, calamares, chopitos, croquetas, secreto ibérico, etc.
Ración de calamares
No sé por qué pero pedimos cinco bebidas (a un euro), y dos raciones, una de calamares y otra de croquetas de jamón para los niños.
El camarero las trajo con rapidez junto con un plato con tres rodajas grandes de pan de hogaza, y nosotros a disfrutar del momento de viernes tarde. Los niños aplicados separando los tropezones de jamón de la masa croquetil.
A la hora de pagar
Tras un buen rato y ante la incomparecencia del camarero me acerco a la lejana barra del bar a liquidar la cuenta (bueno si se puede llamar eso).
El camarero mira atrás, confirma que han sido 5 bebidas y cuando veo los sumandos de su libreta improvisada como recibo me entra la ira consumerista.
Pero bueno, 18 euros una ración de calamares (gomosos) y otros 18 euros las croquetas, suman 36 euros, más 5 euros de bebidas y 6 euros del pan suman, 47 eurazos!!!
Eso es lo que dice el papelito blanco inmaculado (ni CIF, ni recibo, ni fecha, ni razón social, ni nada) garabateado a lápiz que me enseña el camarero con indolencia.
- Estos precios son absolutamente desproporcionados al lugar, el formato, la calidad que nos han dado, oiga. Le pedí la carta y no me la trajo, ¿dónde está la carta?
- No tenemos, ahí tiene los precios, -señala una tabla con precios ilegibles en la pared de lona, tras la lejana barra.
- Mire, no, no paso por ahí, estos precios son carísimos -protesto con cierta teatralización de mi enfado.
- Ya sé que los precios son caros, pero esto es así.
- No no es así, me siento engañado -lloriqueo con fastidio impostado.
- Está bien le dejo las raciones a 12 euros cada una. Total 35 euros.
Nos vamos de allí, de las ferias del Bernabéu, con la sensación de tontos que se te queda cuando te acaban de intentar sacar 47 euros, al final 35 euros, y con la idea de no volver a picar nunca más en una terraza de feriantes.
Qué dice la normativa
La normativa de bares y restaurantes es clarísima al respecto. Extracto algunas verdades, verdaderas, por ejemplo, de la normativa Canaria, al respecto de precios:
En los establecimientos de restauración se deberá dar la máxima publicidad a los precios de los servicios que se ofrezcan, y deberán exhibirlos de manera que permita su lectura sin dificultad. Los listados deberán coincidir con los precios que figuren en las cartas que se entreguen a las personas usuarias o cualquier otra relación de precios que se exponga en el establecimiento, debiendo actualizarse éstas cuantas veces sea necesario, ya sea en la propia carta o en listado complementario.
Deberán consignarse en los listados de precios del establecimiento, los precios que sean cobrados en función del lugar donde sea consumido lo solicitado de la carta de platos y bebidas.
No se podrán cobrar precios superiores a los que figuren en la lista de precios, ni se podrá cobrar por conceptos no solicitados, no ofertados en las cartas de platos y de bebidas, o por conceptos tales como reservas, cubiertos, mesa o similares.
Consejos antes de sentarse en una terraza de feria
1.-No te dejes llevar por reclamos gancho tipo «bebidas a un euro», los feriantes se conocen nuestras debilidades psicológicas a la perfección.
2.-Nunca pidas nada sin exigir una carta de precios, para evitar sorpresas. Si no la hay lo puedes denunciar.
3.-Infórmate del precio del cubierto, del pan y de si hay un recargo por sentarse en la terraza frente a los precios en la barra.
4.-Pide un recibo de tu consumición en toda regla con el CIF, razón social, importe y detalle de la consumición.
5.-Si no se cumple lo anterior no dudes en «apretar» al feriante. Mi experiencia es que son conscientes del abuso de precios que practican los pocos días que están en un barrio, quemando la tierra por la que pasan.
6.-Pide una hoja de reclamaciones y si no te la dan, haz que se persone la policía municipal.
Stop a los abusos contra los consumidores. Los feriantes tienen derecho a ganarse la vida, pero no a costa de «metérsela doblada» a los sufridos consumidores de clase media.
Felices fiestas de barrio a tod@s, este verano de 2015