Desde hace un tiempo, las personas están ganando más conciencia de la importancia que tiene la calidad del aire que respiramos, tanto en los espacios cerrados como al aire libre en las grandes ciudades. Sobre todo en los dos últimos años, con la crisis del COVID-19, aumentó la preocupación en relación a cómo renovar bien el aire de las estancias cerradas.
Pero el problema en los espacios cerrados no es solo la circulación de los virus. En los espacios interiores existen muchos otros agentes que contaminan el aire.
En casa, por ejemplo, se acumulan el polvo, los gases de los productos de limpieza, el humo de la cocina y otros productos que pueden parecer inofensivos, como el incienso, pero que reducen la calidad del aire y pueden ser nocivos para la salud.
Ante esto, ¿cómo puedes mejorar el aire que respiras en tu hogar? Sigue estos 4 consejos para lograrlo:
Tabla de contenidos
Ventila todos los días
La ventilación es el punto más importante para renovar el aire de casa. Con la llegada del frío, apetece menos abrir las ventanas, sin embargo, es necesario hacerlo, por lo menos, algunos minutos dos o tres veces al día.
Si vives en un lugar con temperaturas extremas o sufres de alergia al polen y no puedes dejar las ventanas abiertas durante mucho tiempo, usa un sistema de climatización con filtro.
Si vives en una zona con muchos insectos, en especial mosquitos, instala mosquiteras en las ventanas y puertas para frenar su paso. Es una solución sencilla que puedes encargar a medida en lugares como Domondo e instalar sin necesidad de obra.
Instala extractores
Los extractores son grandes aliados tanto para eliminar el humo en la cocina, como la humedad y los gases en los baños.
Asegúrate de limpiar con frecuencia los filtros de los extractores, en especial de la cocina porque en ellos se acumula grasa. La grasa obstruye los filtros y puede representar un riesgo de incendio.
Los extractores de los baños los puedes limpiar una o dos veces al año para evitar que se acumulen polvo y pelusas.
Aspira a fondo
El polvo y otros alérgenos se acumulan, sobre todo, en los tejidos, junto con la humedad que va formando moho. Así que, además de pasar la escoba y fregona, debes aspirar con frecuencia las alfombras, sofás y sillones, de preferencia, con un aspirador con filtro HEPA.
Si alguien en casa sufre de alergias o problemas respiratorios, lo mejor es evitar las alfombras grandes o moquetas que van de pared a pared.
Otro detalle a tener en cuenta es cambiar la ropa de cama y las toallas de manos cada semana o, al menos, cada dos semanas.
Controla la humedad
Lo ideal es estar en espacios cerrados con una humedad relativa que no supere el 50 %. Dependiendo de la región en la que vives y de la época del año, es probable que necesites usar un humidificador o un deshumidificador para regular la humedad en tu hogar.
Si en tu hogar se acumula mucha humedad, es importante que ventiles durante más tiempo y que evites secar la ropa dentro de casa. Si no tienes otra opción, seca la ropa cerca de un deshumidificador o radiador.
Si por el contrario tu casa es muy seca, puedes colocar plantas de interior que, además de ser decorativas, limpian el aire y retienen la humedad.
El único contra de las plantas es que pueden acumular moho, así que, si quieres evitar los alérgenos, tendrás que dejar las plantas en el exterior.