Las prótesis biónicas cuentan con sensores, inclinómetros y acelerómetros que imitan los movimientos de esa parte del cuerpo de forma natural. Este tipo de prótesis permiten a quienes las llevan llevar una vida prácticamente igual a la que tenían antes, algo mucho más difícil con las prótesis tradicionales.
En los últimos años la técnica y los materiales implicados en la fabricación de prótesis han dado un salto mejorando mucho la calidad de vida de las personas que tienen que usar una prótesis en alguna parte de su cuerpo. Las prótesis biónicas ha permitido a mucha gente poder llevar una vida prácticamente igual a la que tenían antes de haber perdido un brazo o una pierna.
Tabla de contenidos
¿Qué son las prótesis biónicas?
Antes de que entrasen en juego las prótesis biónicas se utilizaban las prótesis tradicionales, mucho menos ergonómicas ya que solo servían para apoyarse o aparentar una cierta normalidad disimulando, por ejemplo, la falta de un miembro. Así, estas prótesis pecaban de quedarse solo en lo superficial sin ofrecer verdaderas soluciones a quienes las necesitan.
Lo que hacen las prótesis biónicas es imitar la forma y el movimiento de los músculos gracias a complejos algoritmos que dotan a estas prótesis de una cierta autonomía e inteligencia, como si fuese una parte del cuerpo más.
Para poder ejecutar esos movimientos de forma natural e incluso preverlos antes de que los llevemos a cabo, estas prótesis cuentan con numerosos sensores, inclinómetros y acelerómetros controlados por un microprocesador.
Algunos beneficios de las prótesis biónicas
La principal ventaja de este tipo de prótesis es, como decimos, que la persona que la lleva puede realizar movimientos de forma natural. Es posible elegir el ángulo de movimiento, la fuerza que se aplica, la velocidad… nada que ver con las antiguas prótesis. Esto supone una infinidad de beneficios para la persona que había perdido un miembro o parte de él, y no solo a nivel físico sino también a nivel mental.
Perder una parte del cuerpo supone a menudo un trauma que puede llevarse mejor o superarse gracias a este tipo de tecnologías. Por otra parte, las prótesis biónicas terminan con el dolor fantasma, algo que sufren la gran mayoría de personas que han perdido un brazo, una mano o una pierna.
Estas prótesis son extremadamente inteligentes, ya que contienen un microprocesador que aprende de nuestros movimientos. De esta manera, a medida que la vamos usando, la prótesis también va mejorando sus funciones. Al contrario de lo que suele decirse, no tenemos que adaptarnos a la prótesis sino que ella se adaptará a nosotros/as. De todas formas, si pasamos de una prótesis de otro material como la madera a una de este tipo, será preciso un período de transición y de aprendizaje ya que la experiencia es muy diferente y hay que acostumbrarse.
Las prótesis biónicas todavía tienen un precio bastante elevado, pero poco a poco se van haciendo más accesibles al gran público mejorando la vida de cada vez más personas. Si bien aún queda mucho por avanzar, investigar y construir en este sentido, perder una parte del cuerpo ya no supone un impedimento tan grande como antes.