El cuerpo humano tiene una auténtica legión de microorganismos en algunas de sus cavidades que, estando equilibrados, ayudan a mantener nuestro sistema inmunitario en guardia. Mucho se habla de la flora intestinal y del efectos equilibrador de los probioticos estomacales. Pero en este post te hablamos de los probioticos vaginales, que también cumplen su función para prevenir infecciones. Veremos qué son, para quién y qué están recomendados y cómo se usan.
Tabla de contenidos
Flora intestinal, flora vaginal
Los microorganismos que viven en la piel y en la superficie de las mucosas son beneficiosos para nuestra salud. Aunque no los podemos ver sin la ayuda de microscopios, estas bacterias, virus hongos y protozoos los tenemos siempre presentes en la piel. También en cavidades como el aparato digestivo y la vagina de la mujer. Y cumplen una función esencial en el organismo: protegernos de microorganismos patógenos.
A la suma de estos microorganismos se la conoce como microbiota, microbioma o flora (flora intestinal o flora vaginal según la cavidad de la que hablemos). La falta o insuficiencia de una buena flora de cualquier tipo, expone al cuerpo humano a ataques externos y a infecciones.
Cuando nos diagnostican déficits o desequilibrios de microorganismos en nuestra flora, los probióticos acuden a nuestra ayuda para compensar esa falta de agentes beneficiosos para el organismo.
Qué es un probiótico
La Organización Mundial de la Salud (OMS), tan en boca de todos estos meses de pandemia, define a los probióticos como
“microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un efecto beneficioso para la salud del sujeto que lo recibe”.
El lugar de destino de estos microorganismos benignos son las dos cavidades del cuerpo humano, el estómago e intestinos y la vagina femenina, donde actúan como barrera protectora de la salud vaginal.
Probióticos para el estómago
Para el estómago están indicadas las especies de probióticos basadas en Lactobacillus y Bifidobacterium que se ingieren con algunos productos lácteos (yogures, yogures de soja, kéfir etc.) o como suplementos alimentarios.
Esta ingesta moderada reequilibra la flora intestinal evitando o compensado afecciones del estómago y la digestión como las diarreas infecciosas, por ingesta de antibióticos o las gastroenteritis.
Incluso existen bibliografía publicada sobre la mejora de las enfermedades inflamatorias intestinales (intestino irritable, enfermedad de Crohn), gracias al uso de probióticos.
Probióticos vaginales
Por su parte, la flora vaginal desequilibrada puede dar paso a las infecciones más habituales en la mujer como las cistitis, las vaginosis bacterianas, las vulvocandidiasis y las vaginitis. Y para evitarlas, están pensados los probioticos vaginales que ayudan a compensar la microbiota vaginal.
Las causas de estas infecciones son variadas y van desde la alteración en el nivel de estrógenos que se produce con la menstruación hasta por la práctica del coito. También se puede provocar por la aparición de hongos, o por haber ingerido antibióticos o antifúngicos para curar otra infección. O incluso por llevar ropa íntima ajustada o no seguir una dieta equilibrada.
De hecho, los antibióticos y los antifúngicos atacan todos los microorganismos del cuerpo, incluidos los benignos, desequilibrando la flora vaginal (infecciones) y la digestiva (diarreas).
Un probiótico vaginal es un medicamento que contiene en su formulación microorganismos benignos para el reequilibrado de la flora vaginal.
La misión de este probiótico es prevenir la formación de agentes patógenos y recomponer la flora vaginal para que ésta sea capaz de combatir a los agentes causantes de las infecciones.
Uno de sus componentes habituales son las bacterias. En concreto los lactobacilos como el Lactobacillus plantarum, que es un probiótico que se adhiere fácilmente a la mucosa vaginal para cumplir su función restauradora de la flora vaginal. Además, esta bacteria ayuda a la reducción del ph de la zona, produce bacteriocinas y ácidos orgánicos.
Además, estos medicamentos alivian las molestias vaginales asociadas a procesos infecciosos como el picor, la sensación de quemazón, la inflamación o el olor desagradable.
Cómo se administran
La administración más común de estos medicamentos es oral en el caso de las cápsulas, sobres o viales. Se dice que estos probioticos vaginales son complementos alimenticios.
Pero también se pueden administrar de forma tópica directamente en la zona infectada, con gran eficacia (cápsulas intravaginales) como el Muvagyn de aquí arriba.