Vivimos tiempos convulsos en los que predomina la cultura de la inmediatez, del usar y tirar, de la hiperactividad y del hiper consumismo. Y sin embargo, cada vez somos más infelices porque muchos viven solo para trabajar y para consumir más con el dinero ganado.
Los signos distintivos de este ajetreo mental son el estrés, la insatisfacción, los problemas psicológicos y una calidad de vida netamente peor que la de nuestros padres y abuelos. En este post abordamos el asunto de cómo cuidar de la salud, recurriendo a los consejos de la medicina tradicional. Y lo hacemos con dos ejemplos del coste a pagar por este estilo de vida: el estrés y el dolor menstrual.
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Huir del estrés malo
Las prisas son malas consejeras y la actividad multitarea que los tiempos exigen también. Querer hacer más cosas de las que nuestro cerebro puede asimilar. Vernos superadas por sucesos de la vida o el miedo a perderse algo que está sucediendo y no podemos atender (fear of missing out) son solo tres ejemplos de situaciones de tensión que pueden producir estrés.
En todas ellas, se produce cansancio mental consecuencia de exigir a nuestro cerebro un rendimiento muy superior al normal con consecuencias en forma de trastornos físicos y mentales.
Qué es
El estrés de baja intensidad (el estrés bueno), es un mecanismo defensivo del cuerpo humano que nos ayuda a reaccionar ante una situación de peligro.
En situaciones estresantes nuestro ritmo cardíaco aumenta junto con la presión de la sangre y nuestros sentidos se preparan para enfrentarse a una amenaza en ciernes. Pero el estrés malo, producido por ataques de ansiedad ante nuestra incapacidad para controlar nuestro entorno, nos puede hacer mucho daño.
Cómo se curaEl estrés se puede abordar desde la farmacología, con antidepresivos y calmantes. Pero este tipo de tratamientos no son capaces de restaurar la salud plena de la persona afectada si no tienen en cuenta a la psicología y el autoanálisis de los elementos detonantes de nuestra crisis. Y si no se repara en ellas el paciente se recuperará fisiológicamente, pero no alcanzará el estado de orden y calma anterior a su episodio de crisis.
En el otro extremo, la medicina natural nos ofrece un tratamiento del estrés absolutamente distinto y natural.
La medicina natural aborda el cuidado de la salud desde una perspectiva holística (de un todo y no de alguna de sus partes). Es solo bajo un enfoque que tenga en cuenta todos los factores que producen estrés que este se puede solucionar definitivamente. Los expertos hablan de la necesidad de conocer los mecanismos que causan la enfermedad por un lado, y más importante aún, de los mecanismos responsables de la salud, en clave positiva y para potenciarlos.
Estas técnicas naturales tratan de hacer del sujeto afectado por estrés el primer partícipe de su tratamiento. La misión de estas técnicas es ayudar a conocer qué nos ocasiona estrés (qué nos estresa), cómo esto afecta a nuestro organismo y cómo podemos erradicarlo de una forma coherente con nuestro organismo y nuestras necesidades.
Es decir cómo podemos resolverlo decididamente tomando decisiones activas sobre nuestro organismo sin que otros decidan por nosotros.
Aliviar el período de forma natural
Otra de las grandes tendencias en este afán de la industria del consumo por decirnos lo que tenemos que hacer en todo momento y cómo debemos vivir nuestra vida de «éxito» ha sido el abandono de nuestro yo decisor.
A fuerza de marcar tendencias y decirnos lo que es la moda y lo que no, se ha producido una cierta renuncia sobre nuestra capacidad de decisión en todos los campos de la vida. Hoy tenemos miedo a tomar decisiones por nosotras mismas y preferimos que sea el «sistema», quien nos marque el camino.Llevado esta paradigma al campo de la salud, hemos dejado de participar de forma activa en nuestra salud. Hemos preferido dejar la salud exclusivamente de la mano de la medicina y sus soluciones paliativas.
De nuevo, la medicina tradicional, admitiendo que es bueno disponer de y solicitar la atención médica, preconiza otra forma de abordar la salud. Y lo hace enseñándonos a conocernos mejor y a no solo dejar nuestro bienestar en manos de terceras personas.Este fenómenos de la desconexión con nuestro organismo que anula al yo decisor y nos deja en manos de terceros la sufrimos especialmente las mujeres. Los procesos propios de la fisiología femenina se ven en numerosas ocasiones medicalizados. Por ejemplo, muchas mujeres reciben tratamiento hormonal, pero pocas reciben información acerca de cómo tratar naturalmente los síntomas asociados a la menstruación.
El secreto está en tu sistema inmunológicoEstrés o menstruaciones dolorosas son solo dos ejemplos de nuestra forma de ignorar las señales que el organismo nos da y sus soluciones. Y la pandemia que nos aqueja es el colofón de padecimientos.
Una de las constataciones que hacen los profesionales sanitarios en el actual contexto de la crisis sanitaria que estamos atravesando es que se ha disparado el consumo de complementos nutricionales para aumentar las defensas. Pero lo está siendo más por emulación del prójimo llevados por las campañas publicitarias que por una estricta necesidad de fortalecer algún aspecto de nuestro cuerpo que necesite un refuerzo.Estamos consumiendo complementos nutricionales algo irreflexivamente, sin entender el por qué y el para qué, como si de cualquier otro artículo de consumo se tratara. El problema de fondo que trata de resolver la terapia natural es que seguimos sin entender que el sistema inmunitario se relaciona íntimamente con nuestro sistema nervioso y con nuestra flora intestinal. Si lo que realmente deseamos es tener un sistema inmunológico fuerte y sano, debemos revisar nuestros hábitos de vida, nuestra alimentación y prestarle la suficiente atención a nuestras emociones. Toma el control de tu vida ya, y no dejes que otros decidan por ti. Tu salud depende de tu estilo de vida y de tus actos de hoy.