La sal de mesa, sal marina o sal común es uno de los ingredientes básicos en la cocinas. Su fórmula química es NaCl (cloruro sódico o cloruro de sodio) y se obtiene fundamentalmente de la evaporación del agua marina. O de su extracción minera en forma de roca-mineral denominada halita. Es la única roca mineral comestible por el humano. Posiblemente el condimento más antiguo empleado por el hombre.
El valor que tuvo en la antigüedad la sal de mesa ha dejado de ser tal en la actualidad debido a la disminución de su demanda mundial para el consumo humano.
En parte debido la mejora en su producción además de la conciencia mundial que ha generado la posible relación que posee con la aparición de la hipertensión arterial.
La sal de mesa proporciona a los alimentos uno de los sabores básicos, el salado. Esto es debido a que en la lengua poseemos receptores específicos para el ‘sabor salado’ que estimulan el apetito e incitan a la ingesta de alimentos.
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Cuánta sal como máximo
La Organización Mundial de la Salud recomienda no tomar más de 5 gramos de sal diarios.
Sin embargo, la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) calcula que en España cada persona consume 11 gramos de sal al día por término medio. Esto significa un exceso de sal de 6 gramos diarios.
Los riesgos del exceso de sal son la hipertensión, y combinados con tabaquismo, estrés, sobrepeso o falta de ejercicio diario, nos llevan a la enfermedad cardiovascular.
Condimento
La sal de mesa se emplea fundamentalmente como condimento de algunos platos y como conservante típico de los salazones de carnes y pescado (incluso de algunas verduras). También se usa en la elaboración de ciertos encurtidos.
En la época moderna las dietas procuran incluir menos sal en sus composiciones. Los nuevos sistemas de conservación de los alimentos permiten evitar por completo el empleo de la salazón sobre los alimentos: refrigerados, al vacío, pasteurizados, etc.