Entre todos los productos que destacan dentro de nuestra propuesta gastronómica, indudablemente, el jamón lleva la delantera, tanto en el mercado nacional, como en el internacional.
Ahora bien, no sirve cualquier jamón. Para que una pata responda a las más altas exigencias de calidad, es fundamental que cumpla con una serie de características, por eso, si quieres llevarte a la boca un manjar inconmensurable y no un producto mediocre, te animamos a que prestes especial atención a los detalles.
De este modo, tras una serie de comprobaciones previas a la compra, sabrás que tu dinero está cayendo en el lugar adecuado.
Tabla de contenidos
Características de un jamón ibérico de bellota de calidad
Sin duda alguna, cuando buscamos un jamón de alto nivel, tendemos a poner el foco en aquellos que se anuncian como jamón ibérico de bellota. Pero, ¿sabes qué quiere decir esto exactamente?
El sabor y la textura de estas piezas es inconfundible. Una delicia capaz de llenar de placer el paladar, demostrando toda la cultura jamonera que caracteriza a nuestro país.
Sin embargo, no todas las empresas gozan del mismo rigor en la venta de dichos alimentos y, como tal, te animamos a que tengas en cuenta qué debe tener un jamón para merecer nuestra inversión.
El hecho de que sea ibérico está ligado a la raza de los cerdos. En este sentido, los que son 100% ibéricos, son aquellos cuya ascendencia es totalmente de dicha especie; aunque, en realidad, existen opciones más económicas, como las de 50% ibérico, que también gozan de un gran valor.
En cuanto a lo de “jamón de bellota”, se hace referencia a la alimentación del animal. Aquellos cerdos que viven en libertad, en dehesas con bellotas en excelentes condiciones de crecimiento, son los idóneos para su posterior matanza y curación del jamón. En la calidad de vida del animal reside la excelencia del jamón.
En cuanto al proceso de curación, es importante que los productores tengan instalaciones preparadas para que las condiciones climáticas sean excelentes.
Durante un largo proceso, a menudo de dos años y medio (36 meses), la pieza va cobrando toda su magia. Un tiempo en el que el sabor va sacando a flote todo su potencial, así como la maduración de la pata, hace que la textura sea ejemplar.
Como puedes ver, se trata de un proceso de elaboración artesanal y que, echando un vistazo a la tienda en la que vas a comprar el jamón, podrás garantizar que se ha llevado a cabo.
Presta atención a las etiquetas
Por si todo lo que te hemos contado hasta el momento no fuese suficiente, debes saber que los jamones se venden con una etiqueta que hace referencia a la calidad de la pieza en cuestión.
Un certificado regulado por ley que te permitirá saber exactamente en qué estás gastando tu dinero, sabiendo que cada euro que destinas al buen comer, efectivamente, merece la pena.
La etiqueta de mayor nivel es la negra, la cual enmarca a todos aquellos cerdos que son de raza 100% ibérica. Debido a ello, un jamón de bellota etiqueta negra no te saldrá especialmente barato, pero sin duda, es la verdadera excelencia de este producto.
A la etiqueta negra, le sigue la etiqueta roja, un certificado que avala que, a pesar de ser cruzado, su raza es al menos 50% ibérica, y su alimentación también es a base de bellotas.
Por último, encontramos la etiqueta verde y la blanca, las cuales, son de cerdos con raza cruzada, de forma que mientras los primeros se alimentan con pienso al aire libre, los segundos son criados en granjas.
Con esto en mente, te será mucho más sencillo tomar la decisión correcta. Cualquier tienda que tenga jamones 100% ibéricos no duda en presumir de esta condición y, evaluando la etiqueta, tendrás todas las garantías de que así se trata.
Una forma de analizar con detalle el mercado gastronómico y sacarle partido a todo su potencial cualitativo.